Este verano que ya nos ha dejado, hemos celebrado, el fin de carrera de mi amiga Marta, que por fin, con mucho sacrificio y esfuerzo, ha conseguido liberarse de todos los créditos teóricos de su carrera de Arquitectura, ya solo le falta el último esfuerzo, que es el proyecto final, que seguro, que con su constancia y bien hacer, lo sacará de sobra, así que Marta, ya sabes, a por todas!!! (no me dejes mal).
También, hemos podido celebrar que a mi amiga Lupe, le ha tocado hacer la residencia cerca de casa, en el Hospital Comarcal de Vinaroz, ya no la tendremos tan lejos y podremos ir a verla siempre que queramos y poder venir ella estando tan solo a una horita de coche.
Y que por celebraciones que no quede, también hemos celebrado que yo, me he sacado el permiso de conducir BTP y una de las celebraciones que tenemos pendientes para este otoño que nos acaba de recibir, es el fin de carrera de una de las personas mas especiales de mi vida, mi queridísima amiga, Paula.
A todos mis amig@s los quiero por igual, pero Paula es especial, ha sido la persona que ha compartido mis mejores y mis peores momentos, la que siempre me ha apoyado y aconsejado, la que me riñe (y me sige riñendo), la que cuando estoy mal y todo el mundo se cree mi sonrisa ella, me mira a los ojos y sabe que no estoy bien, en fin, una amistad verdadera, el resto de mis amigo s también, son pocos pero buenos, los puedo contar con los dedos de las manos.
Este verano, he podido hacer dos viajecitos,(para no perder la costumbre), en Junio, estuve en Itlaia, concretamente en Reggio Emilia, zona del Parmesano y el Lambrusco por exelencia, en estos tres días, pude compartir con mis vecinos (que mi vecina está casada con un italiano) un fin de semana espectacular, sobre todo, la familia de mi vecino, que me estaban esperando como agua de mayo, ya que los padres de él, vinieron a Castellón tres semanas antes de la boda, y quieras que no, creas un vínculo afectivo y con el resto de familia me llevé fenomenal no... lo siguiente. Ellos cada vez que iba a Italia iban de sorpresa, pero como las últimas veces que fueron les avisaban que iban a ir, se pensaban que la sorpresa iba a ser yo, hasta que un día les dijeron que si volvían y no me llevaban... pues allá que me fuí, con detallitos para los padres de ellos y para la pequeña Alessia, la sobrinita.
Llegamos a nuestra hora de comer, sobre las 14.30, ya que ellos suelen comer más temprano, la comida buenísima, descansamos un poquito y de tour por Reggio Emilia, tomamos café, después un helado (muy típico) y luego nos fuimos a cenar a casa del hermano de mi vecino, donde se había reunido toda la familia para recibirnos 18 personas, nada más ni nada menos, momento de mucha alegría, de reencuentros... fue una velada estupenda, uno de los tíos me trajo vino de Calabria para acompañar la cena, un detallazo, ya que saben que me encanta el vino, también pude probar uno de los licores más buenos de mi vida, crema de licor de chocolate casera!! una maravilla, y sobre las 3 de la mañana nos fuimos a descansar.
Al día siguiente, mis vecinos tenían una boda de unos amigos suyos italianos que viniernon a su boda, pues me fuí a verlos como se casaban, cuando terminó el enlace, compré un kilo de helado que es lo típico que se lleva cuando te invitan a comer a casa de alguien y mientras que mis vecinos estaban en el convite de la boda, me fuí a comer a casa de Pino, con toda la familia reunida de nuevo, comí pizza casera que había preparado su mujer María, buenísima!!!! Me trataron todos de maravilla, me sentí como pez en el agua sin apenas dominar el idioma, pero el mejor momento, fue la preparación de un carajillo, les encantó!!! y la fiesta que se armó cuando lo prendes para quemar el alcohol del coñac o del ron. Todo ese fin de semana fue genial, no cambio ningún momento y espero que se vuelva a repetir pronto, ya sea aquí o allí.
El segundo viaje fue a Alemania, con mis papás, me hizo especial ilusión porque hacía 13 años que no iba a Alemania, pero fue dicho y hecho, un sábado me dijo mi padre que se iban a ir, me preguntó si yo quería ir, le contesté sin pensarlo que sí y el lunes ya nos fuimos de camino (en coche) menudo palizón, estuve mirando vuelos, pero no encontraba ninguno asequible, así que, en coche 15 horitas de nada tardamos en llegar, pero el cansancio se te va por completo cuando entras al pueblo de Shekenhheim y ves que está todo absolutamente igual que la última vez que fuí, al día siguiente nos fuimos en tranvía a Mannheim, y ciudad de referencia de la província, y fue espectacular, la misma sensación que hace 13 años, luego con los amigos de mis padres visitamos Speyer, un pueblo medieval precioso, fue un viaje de reencuentros, ya que una de las hijas de los amigos de mis padres, al enterarse que iba yo, se ofreció a salir conmigo de turismo y de fiesta por Heidelberg, ciudad muy famosa por su facultad de Medicina y porque en esta ciudad se fundó la primera universidad de Europa, parecía que el tiempo no había pasado entre nosotros, ya que una vez nos fuimos, estuvimos contandonos nuestra vida ya que hacia 13 años que no nos veíamos eso si, todo en inglés porque de alemán yo ni papa, fue una tarde y una noche muy agradable.
En fin, un verano movidito entre celebraciones, fiestas, festivales, cenas, tapeo,viajes, playita alguna salida que otra con buenos compis del trabajo (otra familia). Por fin le decimos hasta luego al calor sofocante, veremos los cambios en nuestro paisaje, de verde a marrón, podremos empezar a sacar la ropa de entretiempo, podremos empezar a ver nuestra ciudad llena de hojas de los árboles por la calle, también en esta época del año celebramos mi cumpleaños y el de mi amiga Marta, en fin, una estación del año que para mí tiene un encanto particular.
