viernes, 5 de noviembre de 2010

Ya queda menos...


A lo mejor soy un poco repetitivo y muchas de mis publicaciones han sido referentes al tambor, pero es una de las cosas que más me apasiona, el tambor, instrumento de percusión membranófono que consta de una caja de resonancia de forma cilíndrica generalmente y una o dos membranas llamadas parche que cubre la abertura de la caja, el tambor es golpeado para hacer sonido con la mano o con algún instrumento, comunmente baquetas. Esta es la definición del instrumento de música que ahora mismo ocupa parte de mi tiempo y del que espero no separarme nunca de él, ya que por muy monótono que pueda resultar, o como mucha gente dice, eso no es hacer música, eso es hacer ruido, primero, que monótono no es y segundo, a la gente que dice que es hacer ruido, que se cultirice un poco en el ámbito musical, ya que sin percusión porque sin percusión no hay ritmo y si no hay ritmo no hay música.


Anteriormente, en mi vida musical, han pasado varios instrumentos, en concreto, la guitarra, el clarinete y también he hecho mis pinitos con el piano pero actualmente, como ya sabréis, es el tambor con el que espero pasar muchos años de mi vida.


Tengo especial ilusión que llegue las actuaciones en las que he soñado estar ahí tocando muchas veces, a las que acudía con gran ilusión como espectador, con las que empiezan los primeros toques de bombos y a continuación rompen el silencio miles y miles de tambores, si, la rompida de la hora, nada mas empezar los toques de los bombos, ya empezaba a notar como se me ponían los pelos de punta y en el momento que empezaban los tambores, un escalofrío me recorría todo el cuerpo, disfrutando el momento, disfrutando de la música, viendo como todos y cada uno de los músicos lucían sus vestas y tocaban con gran alegría su instrumento, gente mayor, niños pequeños que son mas grandes los tambores y los bombos que ellos, y a unos padres orgullosísimos que esos niños hayan seguido la tradición de los padres, músicos emocionados, y tras horas y horas haciendo replicar esos tambores y maceando esos bombos, ver como, tras el estar tocando horas y horas el bombo, el roce con la piel de este instrumento, nudillos rebentados , en carne viva, pero ninguna cara de dolor, caras de alegría y ganas de seguir tocando y eso es amor por la música, al igual que un violinista le salen callos en los dedos del roce de las cuerdas o un trompetista desmayarse tras el esfuerzo realizado por hacer sonar ese instrumento, no le llegue la sangre al cerebro. Ya he podido vivir desfiles con la sección, y la primera vez que salí a tocar fue muy bonito, pero este acto, estoy deseando que llegue.


Ya falta poco, ya falta poco tiempo para que pueda vivir esa experiencia con las que tantas veces había soñado, pero esta vez será muy distinto, será desde dentro, sentir como se ponen los pelos de punta y ese escalofrío, siendo partícipe replicando mi tambor y que ilusión me hace.


Os puedo recomendar un poema dedicado al tambor y al bombo se titula ¿QUIÉN ERES TAMBOR? Y lo podréis encontrar en youtube, poniendo el título del poema, a mí, en particular, me gustó mucho, si tenéis la oportunidad de escucharlo espero que os guste.

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